Un detective de raza negro se hace miembro de la sociedad de supremacistas blancos conocida como el Ku Klux Klan (KKK). Si lo anterior suena como la descabellada premisa de una película de Spike Lee, es porque lo es, pero por más insólito que pueda parecer, se trata de una historia verídica.

El nuevo filme del cineasta estadounidense -galardonado con el Grand Prix en la pasada edición del Festival de Cannes- se basa en el libro homónimo de Ron Stallworth, un detective afroamericano que en la década del 70 logró infiltrarse en el KKK mientras trabajaba para el departamento de la policía de Colorado Springs. Stallworth, quien juramentó como miembro de la uniformada cuando tenía 21 años, inició su investigación en 1978 mientras revisaba los clasificados en busca de actividad sospechosa. Fue ahí que se topó con un anuncio convocando a las personas a unirse al Klan. El oficial escribió al P.O. Box que aparecía en el periódico y semanas después recibió la llamada de un hombre preguntándole por qué quería pertenecer a esa sociedad. Stallworth improvisó.

“Le dije que era un hombre blanco, que odiaba a los negros, judíos, mexicanos y asiáticos; que creía que los hombres blancos habían sido traicionados por este país; que estaba muy molesto porque mi hermana había salido con un chico negro y que sus negras manos habían tocado su blanco cuerpo; y que, a raíz de esto, decidí unirme al grupo para detener todo esto. Me contestó que yo era exactamente la clase de persona que estaban buscando y estaba muy deseo de conocerme”, recordó Stallworth.

El hombre que lo llamó estaba tan entusiasmado por conocerlo, que el detective tuvo que darle largas al asunto en lo que abría un caso. Para ello, obviamente tuvo que reclutar a un compañero de la uniformada, recurriendo a un agente encubierto de la división de narcóticos que se hizo pasar por él en las reuniones cara a cara. La investigación se extendió por siete meses en los que Stallworth y sus compañeros se encargaron de extraer la mayor información posible del KKK mientras vigilaban posibles atentados y crímenes que sus miembros pudiesen cometer.

Stallworth señala que la película de Spike Lee se toma ciertas libertades artísticas por aquello de darle algo de tensión a la narrativa. En el tiempo que estuvo realizando su investigación, nadie dentro del Ku Klux Klan -ni siquiera su líder, el controvertible David Duke, a quien conoció personalmente- sospechó que se trataba de un engaño, ni siquiera se cuestionaron por qué Stallworth sonaba distinto en persona que cuando hablaba por teléfono.

“Las personas con las que me estaba reuniendo no eran muy inteligentes”, explicó el detective.

“BlackKklansman” se exhibe en Fine Arts Café.

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